Navidades con presencias y ausencias

Van pasando los días y aunque quiero no tengo tiempo de sentarme a escribir en el blog.

 

Durante los días previos a la Navidad mucha gente me iba diciendo lo maravillosas y diferentes que iban a ser estas fiestas con Lola en casa. Y no les faltaba razón – pero si algún dato. Desde que Lola está en casa, ningún día es como el año anterior. No lo fue el 26 de abril (el día que llegó a casa), no lo fue el 2 de junio, ni el 3 de agosto, ni el 23 de septiembre… ningún día es igual que el año pasado desde que ella está en casa. Es muchísimo mejor. Y la Navidad también está siendo diferente. Es muy pequeña para darse cuenta del significado de estos días y para mí son todos igual de importantes, aun así la hemos llevado a ver las luces, que le encantan aunque sean procedentes del escaparate de una tienda; a hacer el tradicional paseo familiar del 25 de diciembre por las playas de Llanes, viendo como su tío y su abuelo despiden el año con bañito; a ver a Papá Noel, con foto incluida;  le hemos un pijama rojo con gorro incluido… lo único que me ha faltado es hacer una felicitación de Navidad con su foto; ni siquiera una imagen con el móvil.

Lo más emocionante de estos días es ver como ella, con sus casi 9 kilos de peso, convierte cada día “normal” en especial. Es el centro de atención en todas las comidas y cenas, en los paseos, en las compras, en las visitas a casas de amigos, en las de los amigos que vienen a casa… es una pasada.

Y tan emocionante como eso es ir viendo como las familias de “amigas y conocidas” se van completando. En estos días hemos vivido asignaciones más de personas muy especiales, que he ido conociendo a través de redes sociales y que aunque a algunas no las conozco en persona han sido muy especiales también. Bienvenidos M y R!!

La cruz de estos días, que realmente son más especiales de lo que a veces nos gustaría, es la falta de movimiento en el grupo de Polonia. Van pasando los días y los meses y crecen los plazos que se estimaron cuando empezaron los procesos. Me gustaría pensar que la situación del país es buena y no necesitan recurrir a la adopción como medida de protección de sus menores, pero creo que no es así. No se puede culpar a nadie concreto o al menos yo no sé dónde está el problema. Lo que sé es que estas familias lo están pasando mal viendo como arrancan hojas del calendario, como de nuevo su deseo para el 2017 es el mismo que el del año 2016 e incluso del 2015. Ya no sé qué decir para animarles porque las palabras hace tiempo que perdieron el significado. Lo único que les consolaría es recibir una llamada de teléfono.

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Lola en la playa de San Martín (Llanes)

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