Del colecho a la cama-casita Montessori

Y de pronto el domingo pasado decidimos (decidí) que llegaba el momento de hacer el cambio de nuestra cama a la cama-casita Montessori.

Lola durmiendo en su cama casita

Primera batalla ganada!

Antecedentes: 

  • Los 18 primeros meses Lola se ha dormido en nuestros brazos, al principio de pie (nosotros) y luego sentados en una mecedora en su habitación. Oscuridad en la habitación y una lista de Spotify (a veces música clásica y otras Alejandro Sanz, Coldplay o la mía de favoritos). En poco tiempo (15-20 minutos) se quedaba dormida y directa a su cuna. Unas cuantas horas después se despertaba y al acudir a ella se agarraba al cuello como náufrago a su tabla. Traslado urgente a nuestra cama que el despertador suena mucho antes de que pongan las calles y no estamos como para perder tiempo. Ni por fuerzas ni por ganas.
  • Pasados los 18 meses ya la criatura pesa y ocupa mucho… por lo que la opción de tenerla en brazos hasta que cae en los de Morfeo se fue complicando. Directa a nuestra cama a tomar el biberón y allí ya ponemos la música y a dormir. Se despertaba algunas veces en la noche pero al tenernos cerca se calmaba en seguida solo con tocarnos (a veces tocar significa ponerse encima, cara contra cara) . Y nosotros durmiendo prácticamente del tirón. Felicidad absoluta. ¿Felicidad? Cuantos comentarios hemos tenido que escuchar acerca de lo importante que es que los niños tengan su propio espacio, que los padres tengan su propio espacio, que si a los 5, a los 7 y a los 17 vamos a seguir teniéndola encima (literalmente)…. Nos entraron dudas pero valoramos nuestra comodidad y su tranquilidad.
  • 23 de enero de 2018 a las 3 de la mañana. Golpazo, llantos, oscuridad… Lola en el suelo. Mimos, más mimos, estoy zombie, palabras tranquilizadoras… encendemos la luz y hay sangre en el suelo y en el pijama.  Escena escandalosa. Le damos agua y gelatina fresquita para valorar la gravedad del asunto. Se va tranquilizando pero decidimos acercarnos a las Urgencias de Puerta de Hierro y una hora después ya estamos en casa de nuevo. Frenillo roto y los incisivos un poco sueltos. Es increíble pero me pasó por encima estando dormidas ambas. Saltó, no me enteré y cayó al suelo. Vaya sentimiento de culpa, por verla con la encía ensangrentada y pensando que se va a quedar mellada. Por tenerla en mi cama cuando me han dicho mil veces que donde debería dormir es en la cuna y en su habitación.
  • Ese mismo fin de semana toma forma la cama-casita Montessori. La teníamos fichada desde hace tiempo y como el padre de la criatura es manitas, salió a comprar materiales – herramientas odiosas incluidas- y en tres fines de semana estaba hecha.

¿Y ahora? 

  • Ya tenemos la cama… ¿cómo hacemos el cambio? Si ni siquiera estamos tan seguros de querer. Si ella no quiere. Si no sabemos cómo hacerlo. Ella se pone contenta cuando cuenta que su padre le ha hecho una casita pero por allí no quiere aparecer cuando ya no entra el sol por la ventana. ¿y nosotros?
    • «hoy es tarde para pelear»
    • «hoy está muy cansada»
    • «hoy no están aún las sábanas limpias»
    • «hoy la cansada soy yo»
  • Y el domingo pasado sí que si. Llegó el día y no estaba especialmente descansada, nosotros tampoco, y no era muy pronto.  ¿Como lo hicimos?
    • Nos fuimos los tres (o los cuatro, porque Turco también participó) a la habitación, estuvimos viendo un cuento, otro, otro, viendo los cojines (especialmente los de piratas hechos por su abuela que tienen un significado tan importante por el origen de la tela) . Y Lola que no. Que ella ni se acercaba a la cama-casita Montessori. Quería estar con nosotros pero no en la cama. Poco a poco, que si el biberón, que si un vídeo de Javi, que si la luz… se fue  acercando a nosotros y en media hora habíamos ganado la primera batalla. Estaba dormida. Esa noche se despertó y fuimos a verla (de uno en uno) , la calmábamos y se volvía a dormir, no sin antes intentar que nos fuéramos a nuestra cama todos en amor y compañía.
  • Ayer cuando íbamos a dormir, como todas las noches,  se despidió del padre, de Turco, de la planta, de la silla, de la moto, del bebé y se cargó de chupetes. Y cuando llegamos a la puerta de su habitación, entró de la forma más natural. 
  • 5 noches después, ha dormido 5 noches en su cama-casita Montessori. Las 5 se ha despertado y hemos pasado ratos a su lado (en un colchón de cuna que hemos puesto por si se cae)  esperando a que se tranquilizara y se durmiera. Así que llevamos 5 batallas ganadas.
  • Además hemos entrado en un círculo muy lógico: se despierta antes (6,30h o 7,00h) porque aun extraña la cama y en consecuencia a las 7 de la tarde está rota y ella misma pide irse a la cama. Acompañada, siempre. Entre pitos y flautas – y baños y cenas – tardamos una hora pero a las 20,00h está ya dormida. Pues oyeeee, ni tan mal!!

Conclusiones: 

No es tan difícil establecer un cambio en las rutinas de los niños pequeños si se es constante. Se hacen a todo y en este caso si mantenemos el contacto físico, el cariño  y la paciencia, las cosas salen .

A veces hacemos cosas con los niños sin estar seguros de que es lo mejor porque la opción alternativa también tiene aspectos positivos. Para mí, el colecho es un buen ejemplo. Sigo sin tener claro que hemos hecho lo mejor pero prefiero no volver atrás porque tampoco creo que lo sea.

¿Qué ventajas tiene la cama-casita Montessori? La filosofía Montessori – en general- promueve la libertad de los niños, la independencia... y no es que yo sea seguidora 100% pero hay aspectos que me gustan mucho.

  • No se puede caer, muy segura
  • Llega perfectamente para sentarse y jugar
  • Forma parte de su zona de juegos, es suya y puede usarla cuando quiera.
  • Muy bonita, preciosa.
  • Ocupa poco espacio, aunque es grande en volumen, es ligera en aspecto.

y algunas más que se pueden ver aquí y aquí.

Además de la cama procuro que tenga los cuentos a su altura, los juguetes… y que ella misma pueda decidir con qué se entretiene cuando es el momento de hacerlo (quizá esto último no es muy Montessori) .

Primera batalla ganada!

Cama casita Montessori

Cama casita Montessori en fase de preparación

Datos técnicos: colchón de 80×170 , cojines y fundas cuadrados de IKEA, cojines de piratas -hechos en casa con una tela especial-, luces de colores de Amazon, lámparas modelo bombilla de Aldi (chollazo de 2,5€)

Un comentario en “Del colecho a la cama-casita Montessori

  1. Justamente tener libros y cuentos a disposición y altura niño es muy Montessori! Dice que 5 a la vez y vas turnando, cuando ves que se canse
    Vaya susto la caída! Por eso a mí me da tanto miedo el colecho, y más con dos! Pero tenerlo en una camita al lado nuestro, si!! Veremos,
    Eres una súper mamá!

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