Una de las máximas que hay que entender acerca de la adopción : el bien del menor no siempre es el bien de los padres (padres biológicos y padres de adopción). Y como «madre de adopción» creo que eso lo tienes que asumir el primer día que decides seguir adelante con un proceso de adopción.
Esta entrada del blog la escribo a propósito de las últimas noticias aparecidas en la prensa – y en gran medida y con máximo detalle no siempre riguroso en todos los programas morbosos- sobre el niño Joan; un niño de 4 años que va a cambiar de hogar tras permanecer desde los 18 meses en uno de acogida.
A nivel personal esta situación ha sido muy curiosa en nuestro entorno.
Rápidamente los grupos de adopción con los que tengo contacto fueron comentando la noticia y analizando unas versiones y otras llegando a la misma conclusión: no nos lo están contando bien. Por otro lado y curiosamente, el resto de mis amigos y familiares no debieron verlo porque nadie me decía nada. Probablemente pensaban que me asustaría, ellos mismos debieron entrar en pánico pensando que sea situación pudiera darse en nuestra casa así que mejor no decir nada. Poco a poco alguno se ha atrevido a comentarlo de forma tímida y colocándose «de parte» del matrimonio de Valencia por solidaridad hacia nosotros. Y cuál ha sido su sorpresa cuando yo les daba mi opinión y les decía que las víctimas no eran ellos sino el niño. Y no solo eso sino que a mi me parecía que ellos no estaban actuando como yo creo que habría que actuar si de verdad piensan en el niño. Que el niño no podía darse el lujo perder a esa pareja pero tampoco a la mujer que lo tuvo dentro ya que aparentemente nunca tuvo la intención de darlo en adopción. Que no podía estar su caso en TV como si fuera un objeto que se mueve en base a decisiones de otros, que todos opinan sin tener ni idea…
No voy a entrar en opinar «quién tiene razón» porque creo que en todas las versiones faltan datos y que los periodistas han tardado unos días en hacerse con la terminología «devolver», «acogida», «preadoción», «madre verdadera» «niño adoptado»…. los primeros días se me ponían los pelos de punta, en concreto la primera vez que vi a la mujer de Valencia llorando y agarrando a su hijo, se me saltaron las lagrimas y me dio un vuelco al corazón. Sinceramente más pensar en cualquiera de los tres (niño, padres adoptivos o de acogida – no sé realmente qué figura tienen- y madre biológica) pensé en nosotros mismos y en Lola.
Según pasaron las horas y aparecían más noticias mi opinión se iba modulando y me di cuenta como me iba poniendo de parte del niño porque únicamente me ponía de parte de Lola. ¿Es bueno separarlo de las personas con la que lleva conviviendo y le están cuidando desde hace dos años y medio? ¿y se pierde a su madre que parece que nunca quiso adoptarlo? ¿es bueno que esos padres acudan a todos los programas de TV diciendo que van a ir a buscarlo y recuperarlo teniendo en cuenta que lo quieren separar de sus madre? ¿es bueno que le creen esa desazón? ¿y esas fotos llorando a moco tendido con las cámaras delante? no, no y no.
Sea como sea que termine esta historia el más perjudicado es él. Lo que parece que han hecho las administraciones y el matrimonio no me parece que haya sido positivo en absoluto para él . En referencia a la mujer de Valencia: Si tanto le quiere, que por supuesto le querrán, no puedes crearle esos miedos, hacerle ver que va a un sitio peor, que nadie le cuidará como ellos… por su bien, calla todo eso, piénsalo, coméntalo en casa a puerta cerrada… pero ¿al niño?? al niño todo sonrisas y palabras tranquilizadoras, por favor!! Como dice una amiga mía «eres dueño de tus pensamientos y preso de tus palabras».
En estos días los titulares de algunos periódicos me han generado un revoltijo en el estómago importante aunque por suerte, gracias a haber escrito esta entrada un poco tarde, he podido leer como parece que están a punto de llegar a un acuerdo y el niño podrá tener visitas del matrimonio de Valencia mientras convive de forma temporal con la mujer asturiana.
Carta de la madre biológica
Declaraciones del padre de acogida
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